Tras la misa central y la procesión, centenares de gauchos desfilaron por Av. General Güemes honrando la imagen del santo protector.Una multitud honró ayer a San José, patrono de Cerrillos.
La agenda litúrgica estuvo a cargo del cura párroco Pablo Romero. Con profunda devoción, la comunidad participó de la misa central y la procesión con la sagrada imagen por las calles de la localidad. Luego, tuvo lugar el tradicional desfile por Av. General Güemes, al que se sumaron fortines gauchos de toda la región, autoridades locales y representantes de las diferentes instituciones del medio.
Fue una verdadera fiesta del pueblo, declarada de Interés por la Cámara de Senadores de la Provincia.Hubo mucho entusiasmo de la gente por participar de la novena y luego de las actividades centrales en honor al santo protector. Veníamos de dos años que a causa de la pandemia y de otras restricciones no se podía vivir la festividad plenamente.
Esta fue una buena oportunidad para que la gente exprese plenamente su devoción, y así lo hizo”, contó Matías, vecino de Villa Los Tarcos.En la víspera, se realizó la Cantata a San José, en el atrio de la iglesia, que fue protagonizado por alumnos del Taller de Música de Cerrillos (TaMuCe), entre otros artistas. Pese a la llovizna, el público acompañó el homenaje que los niños y jóvenes cerrillanos realizaron a San José.
“Este año pedimos especialmente a San José, que nos bendiga para que nunca nos falte el amor, la fe y la unión en nuestro pueblo”, expresó Valentín Sanz, coordinador de la comuna local.
El patrocinio de San José comenzó a celebrarse en “Los Cerrillos”, hace aproximadamente 230 años, cuando don José Iradis levantó en un predio de su propiedad la primera capilla para honrarlo. Al morir, dejó a favor de San José una fracción de su inmueble donde comenzó a crecer el pueblo que originalmente se llamó San José de los Cerrillos, denominación que dejó de usarse por décadas, hasta que hace algunos años renació con fuerza hasta oficializarse. Tiempo después se erigió un nuevo templo, y en 1816, frente a este, los ejércitos de los generales Martín Güemes y José Rondeau firmaron el Pacto de Paz que posibilitó la declaración de la independencia por parte del Congreso de Tucumán. En 1844, un terremoto afectó al segundo oratorio de San José, que fue demolido a mediados del siglo XIX. Posteriormente, el presbítero Serapio Gallegos levantó con la ayuda de los franciscanos, un nuevo templo en honor a San José, edificio que a mediado de los 80, en pleno siglo XX, a causa del deterioro de su estructura y del derrumbe de una de sus partes fue reemplazado por la actual iglesia.